Vivir la sonrisa de un niño jalapaneco, es algo extraordinario y te roba el corazón.
Cada celebración que hemos hecho, deja su huella, y el compromiso con cada pequeño crece y se fortalece con cada abrazo, cada ocurrencia y cada momento que nos regalan.
¡Gracias Jalapa! No cabe duda de que nuestros pequeños, son una bendición.
